Lucha interna. Batalla perdida. No saber que hacer consigo misma, es lo que siento ahora mismo. Intentar buscar respuestas a un sinfín de preguntas que están en el aire. La mente me dice que haga una cosa; el corazón que haga otra. Una parte de mi cuerpo le quiere al primero; la otra le quiere al segundo. Preguntas sin resolver. Respuestas en el aire. 

No saber qué hacer, a dónde ir, qué decir, y lo más importante qué sentir.

Sensaciones como estas nunca las había tenido. ¿Pero qué te está pasando? Es una confusión insólita. Sin respuesta. Sin movimiento. Sin nada.

¿Lo perderé todo? o ¿lo ganaré? Anacronismos que nunca serán resueltos. La vida sigue, las preguntas también. Todo confluye a un saber a dónde dirigirse y de qué manera responder las preguntas.

Creemos ser inmunes ante todas las cosas que nos rodean. Que nunca nos va a pasar nada malo, cuando es mentira. Estamos expuestos ante tales peligros, pero no podemos tener una sobreprotección de nosotros mismos, sino que tenemos que saber llevar esos peligros con la tranquilidad. Un punto fuerte de estos peligros es el amor, conocido desde tiempos inmemoriales, que cuando no quiere aparecer, no aparece, haciendo trizas el corazón de uno de los dos. Puede que sea el peligro que más daño haya hecho a la sociedad, porque personas como Larra murieron por esto mismo. No nos protegemos ante el amor y este nos hace un gran daño, pero nos protegemos ante caídas en longboard y otras cosas... Las diferencias entre el primer caso y el segundo que es el segundo es físico mientras que el primero es psíquico y puede que cueste gran parte de tu vida arreglarlo....

No sé por qué hemos acabado así. Íbamos por buen camino y parecía que todo iba bien... Pero algo debió de fallar para que esto dejase de funcionar... ¿Sabes lo peor? Que ya me había hecho ilusiones y te empecé a querer...

Se acabó. Duele pensarlo, ¿esto me está pasando otra vez a mi? Estoy harta de que siempre me tiren como una colilla después de ser un cigarro consumido. Mi mente no puede olvidar las cosas que sucedieron a penas pasado un mes... Es todo tan confuso, quiero volver a ser la chica despreocupada por los chicos de la sociedad que busca a su eterno amor, que está lejos de ella... pero ella sufre por él. Esa chica que saca una sonrisa cuando ve fotos de su eterno amor, por muy lejos que esté. No quiero ser la chica que sonría porque un tonto le diga cosas bonitas... Me he topado con tanto subnormal por la vida que ya no sé que pensar, creo que la única que falla aquí soy yo. Volvemos al principio de esta pescadilla que se muerde la cola. Volver a olvidar a alguien, ¿para qué? Para no hacerme daño a mi misma, para quererme un poquito más.
Quiero volver a ser la chica risueña que lo único que quiere es tener a esa persona que vive lejos de ella piel a piel, a esa persona por la que luchará por conocerle... Quiero volver a ser el tipo de chica que era antes, pero con la fuerza de ahora y la mente de ahora. Una mente fuerte. Nadie me va a derribar y menos un tío de pacotilla.

I desire the things which will destroy me in the end.

Día tres. Un frío día de enero y lluvioso.

No todo es igual que antes. Diferente tampoco es. Es una contradicción que no existe en ningún lado. No se muestra. No se deja ver. Todo implica un cambio, un cambio que no llega a ser cambio, sino una situación ajena, en la que he entrado sin saber qué iba a pasar. Entré sin querer. Con los ojos vendados y guiada por alguien que apenas conocía.

Suena todo raro. Sí, nada es corriente. Mi vida parece estar dirigida por Almodovar, una comedia con toques agrios de tragedia que llegan al esperpento en su ser. Todavía no sé a dónde llegará. A donde irá a parar esta situación.

Es como si el espejo que estaba roto meses atrás se hubiese arreglado, sí, pero no está igual. Le faltan esos pequeños trocitos que nunca aparecerán, que Dios sabe donde están, en el limbo donde marchan esas cosas que nunca volvemos a ver. Pero esos desperfectos están arreglados con todas esas cosas que me dijiste. Pero quién sabe si eran verdad o mentira.

Noche. Sábado. Frío. Madrid. 

Cuatro palabras que definen una noche. No una noche cualquiera, sino diferente a las demás. ¿Se trataba de un juego? Un juego de a ver quién se daba más besos y ganaba el que los recibía. Un juego de dormir juntos, abrazados, como siempre había soñado. Lo más raro de todo esto es que nunca lo había planeado con él. Cosas que pasan, ¿no? 

No sé que pretendes conseguir haciendo lo que estás haciendo. Con esa actitud no vas a llegar a ningún lado. No se trata de nada, pero la envidia no es un buen camino. Piensa antes de actuar y sé consciente que eres una de las personas más importantes de mi vida, y con esa actitud vas por mal camino chica.

Sí, he metido la pata hasta lo más hondo del charco. No voy a poder salir. Meterme en tierras tan fangosas como estas ha sido lo peor que he podido hacer. Ahora bien, salir tampoco es difícil. Mis sentimientos tienen paso abierto, pero mi mente dice que no. Vivo una lucha interna de la cual no podré salir en un tiempo. Vivo sin vivir, vivo pensando en qué hacer, qué pasará...