Un último adiós.
Para aquellas personas que han estado siempre ahí. Para los que siempre me han sacado una sonrisa, los que me han hecho daño y los que me han cuidado.
Un último adiós,
para esas personas que ni se acordarán de mi, aunque yo si de ellas. Para esas personas que en un tiempo suficientemente corto, no seré nada, más que un mero recuerdo.
Un último adiós,
de esos que duelen por dentro. De esos que te quitan el aliento y hacen que las lágrimas broten como si de lluvia tratase.

Adiós,

Y siempre la misma historia.
Tú>yo yo>tú
Y seguimos sin seguirnos y nos queremos sin querernos.
Y posiblemente todo esto sea por algo,
pero ese algo no sabemos a que juega.
El amor es extraño.
El amor es como ese limón dulce y amargo.
Es como algo cíclico, sin sentido, que poco a poco
me va minando.
Y sin saber como seguir,
esto tendrá que acabar.

Con lágrimas en el pecho, 

pienso que tengo dolor en los ojos.

Con el corazón pienso 

que no hay mayor dolor que el de una mentira. 

Según vamos creciendo nos vamos dando cuenta de las situaciones. Del dolor que nos pueden provocar estas. De las alegrías. De la tristeza. De las confusiones.

Según vamos creciendo nos van diciendo que la gente cambia. Que la gente madura. Que la gente tira su piel como si de una serpiente se tratase, para ser una nueva y mejorada versión de si mismo. Aunque no siempre es así.

Dolor que salen de unos ojos,

Ojos que reviven el dolor.

Memorias que salen de recuerdos,

Recuerdos que reviven el dolor.

Cada día que pasa pienso que te conozco, pero no es así. No eras quién yo creía que tu eras.